Danilo Rinaldi fue a probar suerte al pequeño país europeo. Y terminó jugando en su Selección, que nunca ganó un partido internacional.
15/10/2008. San Marino es derrotado por la República Checa por 3 – 0 en la Eliminatorias Europeas para el Mundial de Sudáfrica 2010. Ese mismo día, un pibe, oriundo del pueblito de Conesa, hace su debut y se convierte en el primer argentino en vestir la camiseta de la selección sanmarinense de fútbol, con una espectadora de lujo en la tribuna, su madre.
Cinco meses antes, Danilo Rinaldi llegó a San Marino con su primo a trabajar y a buscar suerte en sus respectivos deportes. Su pariente en el rugby y él en el fútbol. Y vaya si la encontró. Nunca se imaginó que llegaría tan lejos.
Trabaja en una maderera 7 horas y media al día y luego se va a trabajar, pero de lo que a él le gusta. De jugar al fútbol. Como el deporte no es profesional en San Marino, los entrenamientos, generalmente, son desde las 19:30 en adelante, debido a que todos tienen otro empleo. La adaptación no fue fácil. “Los italianos son muy cerrados y cuando llegué no hablaba casi nada el idioma”, pero el fútbol todo lo une y tras varios años en el país logró meterse en la sociedad como uno más.
Otras cosas que ayudan a adaptarse, que además distinguen a los argentinos en el mundo, son el mate y el asado. “Nunca faltaron, crecimos así y así vamos a morir”. Todavía no pudo convertir a nadie en Antoine Griezmann, pero algunos en el vestuario se copan y toman. “Ah, pero cuando hago asado, ahí no falta ninguno”, bromea.
Tampoco deja de lado al país que lo vio nacer. Por motivos del fútbol y el trabajo, no vuelve muy seguido. “No estando allá, no me gusta opinar, pero el año pasado estuve y más allá de la crisis, lo que noté es la división que hay entre la gente. Discuten y pelean por cualquier cosa entre ellos y a veces sin sentido”.
Ahora sí. De lleno al fútbol. Delantero nacido en las inferiores de Chacarita, de donde se fue por la crisis económica del 2001, jugó en Conesa en la Liga Nicoleña y participó en el, ya extinto, Argentino B para La Emilia. En 2008, en la prueba de suerte, fichó para el SS Virtus y por último, en su actual equipo, La Fiorita. En su trayectoria, China le aportó una experiencia negativa: en 2014, un representante lo llevó al país asiático y nunca lo ficharon: “Lo de China no es un recuerdo muy lindo, pero lo guardo como experiencia y en cuanto en jugar en Argentina, hubo ofertas, pero no se me dio. Se ve que el destino me quería en San Marino”.
En el deporte de la pelota como en la vida, la adaptación también fue difícil. “Acá es mucho más lento, con más marca y más táctico, pero de a poco fui entrando en los sistemas. Igualmente, los partidos con la selección son diferentes a los del club”. Hay un agregado más, y por el estilo exitista del argentino, se puede decir que quizás es decepcionante. San Marino a nivel oficial, nunca ganó un partido, por lo que la cabeza del jugador tiene que salir con otra mentalidad. “Todavía no me acostumbro a esos partidos. Si bien sé los encuentros que nos toca jugar, hay veces que pienso que podríamos haber obtenido otro resultado y hay oportunidades en la que la diferencia es muy grande y te resignas”.
Pero el fútbol regala cosas, aunque se gane o se pierda. Danilo tuvo la posibilidad de compartir concentración y un partido junto a su hermano, Federico. Fue en la derrota frente a Polonia por 5 – 0 en la Eliminatorias de Brasil 2014. “El partido contra los polacos en el que estuvo Fede, es inolvidable. Me acuerdo que para él era la primera experiencia y todo le sorprendía”.
Fanático de La Barra y Los Caballeros de la Quema. Lee solamente de fútbol. No tiene nada concreto de su vida después de los 90 minutos finales, pero sabe que va a seguir ligado a la pelotita. Jugó en Wembley frente a 87000 personas. Con el 16 en la espalda, Danilo Rinaldi sale cada partido a dejar todo por San Marino. Sale cada partido a trabajar de lo que a él le gusta. Sale a la cancha sabiendo que encontró la suerte.