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Y ya lo ve, es el equipo de Coudet

La sensación era que había un hincha dirigiendo, que quería lo mejor para el club y el equipo. No fue un técnico más”.

Era salir a la cancha y sentir lo que cualquier hincha quiere, saber qué le podíamos ganar a cualquiera. No importa si era River, Boca o si estábamos jugando la Libertadores”.

Fue tan buena su etapa, que después volvimos a ser un equipo de mitad de tabla”.

No mejores testigos que los hinchas, las declaraciones de arriba se refieren al Rosario Central de Eduardo Germán Coudet, pero hay veces que es bueno arrancar por el principio.

El Chacho comenzó su vínculo con Central el 25 de agosto de 1995, cuando en Avellaneda, su nuevo equipo perdía 1 a 0 contra Independiente. Ángel Zof, técnico del Canalla en aquel entonces, decidió mandar a la cancha al pibe nuevo que había llegado de Platense la noche anterior al partido para firmar contrato. Ese pie era el Chacho, que con la 14 en la espalda metió el 1 a 1 y se fue a visitar con los rosarinos que habían llegado hasta Buenos Aires. Sí, en ese momento había hinchas visitantes. Que tiempos.

Coudet dejó Rosario Central, pero volvió dos veces más. En el 2004 por seis meses y después en el 2006, para luego despedirse entre lágrimas en el Gigante tras ganarle 3 – 0 a Colón de Santa Fe.

Como dice el tan trillado dicho: “Uno vuelve al lugar donde fue feliz”. Y así fue, nueve años más tarde, también en Avellaneda, Eduardo El Chacho Coudet se puso el buzo de técnico auriazul, reemplazando a Miguel Ángel Russo que había asumido en Vélez, y se sentó en el banco de suplentes del Cilindro. Su nuevo equipo venció 1 a 0 a Racing con gol de Franco Cervi. El día en que los carteles anunciaban el nuevo récord de Sebastián Saja de 584 minutos sin recibir goles.

Con carácter, guapeza, obsesión, locura y pasión, el Central de Eduardo Coudet se fue impregnando en el corazón de los Canallas y en el gusto popular del hincha de fútbol común. Una idea era clara, y los hinchas al principio la recalcan, Rosario Central no era menos que ningún equipo. Salir a ganar donde sea era el objetivo. 2 años, 81 partidos, 2 subcampeonatos de Copa Argentina (contra Boca y River), Cuartos de Final de Copa Libertadores y la pelea arriba en un torneo largo. 

Otro punto fuerte de ese Central fue el potenciamiento de jóvenes del club: Franco Cervi y  Giovanni Lo Celso como máximos exponentes y la mejora de los que eran de afuera. 

La excentricidad y la locura del Chacho no quedaron atrás por estar del otro lado de la línea de cal. Víctor Hugo Morales lo definió muy bien en una entrevista con el programa Fútbol Permitido (que se emitía por la TV Pública): “Al parecer es un tipo que sabe muchísimo, ya cuando era jugador, pero que no se notaba tanto por su manera divertida de vivir”.

Y sí que nos hizo divertir.

Fue uno de los técnicos que más expulsiones tuvo en el fútbol argentino y uno de esos días nos regaló un festejo  del gol de Alejandro Donatti contra San Martín de San Juan explotando de pasión. Sus idas y vueltas con la platea, su chalina (que no era una cábala sino que la usaba para evitar dolores de garganta), su graduación como técnico Canalla luego de vencer a Newell’s por 1 a 0 con gol de Marco Ruben, el abrazo de todo su plantel y su tan nombrado amigo Antonio.

Eduardo Germán Coudet hizo reventar al Gigante de Arroyito que lo recibía con una fiesta todos los días que su Rosario Central hacía de local, pero se fue de Central en el 2016, luego de perder por 4 a 3 frente al River de Marcelo Gallardo la final de la Copa Argentina, pero en el medio hizo disfrutar a todo aquel que le gusta el deporte de los 22 locos detrás de una pelota. 

Vienen todos estos, que están todos re locos, pero estamos en el loquero más lindo del mundo”.

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