Por la segunda fecha de la fase de grupos de la Champions League, más precisamente en el Grupo D, en un Santiago Bernabeu remodelado se dio la gran sorpresa de la jornada del miércoles. El inexperimentado Sheriff Tiraspol, equipo que está participando por primera vez de la competencia más importante a nivel clubes en Europa, venció por 2 a 1 al 13 veces campeón de la misma. Nada más ni nada menos que al Real Madrid.
Por supuesto que es algo normal que el equipo de la capital española pierda un partido, pero no deja de sorprender por la manera y por el rival.
La manera porque de 31 remates del local, 11 fueron al arco y solamente uno fue gol, que llegó desde el punto de penal. Por parte de la visita, de cuatro disparos realizados, tres fueron entre los tres palos y dos fueron las anotaciones.
Siguiendo con la manera, hay que resaltar la actuación del arquero del visitante. Georgios Athanasiadis, griego de 28 años que está a préstamo del AEK Atenas, detuvo todos los tiros que fueron bajo los tres palos. Los 11. Igualó a Keylor Navas atajando para el PSG en noviembre del 2019 en un partido que terminó 2 a 2.

Ahora arrancamos con el equipo. Obviamente que la diferencia es el presupuesto. La plantilla entera del conjunto madrileño está tasada en, según transfermarkt, 793.50 millones de euros, mientras que la del Sheriff vale 12.38 millones de euros. Las matemáticas, que no son como el fútbol y no suelen fallar, dicen que con lo que valen los jugadores del Real Madrid se podrían pagar 64 veces al plantel del Sheriff Tiraspol.
Pero la sorpresa no solo queda en los números, tanto de los económicos como los deportivos. La sorpresa pasa por el origen y por dónde proviene el club ganador.
Primero, su lugar de residencia. El Sheriff pertenece a Tiraspol, la capital de facto de Transnistria, un país no reconocido por las Naciones Unidas como tal, ubicado entre el Río Dniéster y la frontera de Moldavia con Ucrania, que tiene su propio parlamento, su propia moneda, su propia bandera y su propio ejército, pero que oficialmente pertenece a Moldavia.
Todo surge en 1991, cuando Moldavia se independizó de la Unión Soviética. Tras este hecho, Transnistria también decidió independizarse lo que causó una guerra civil que finalizó en 1992 sin definir el estatus político de esta segunda república. Es por esto que ni las Naciones Unidas, ni ningún país del mundo la reconoce como tal.
Una región que nació por la disolución de la URSS, constituida como pro-rusa -y estrechamente financiada por Moscú-, con una capital de facto habitada por 500 mil personas de diferentes nacionalidades (rusos, ucranianos y moldavos), tres idiomas distintos, aires de comunismo con monumentos de Lenin y de Marx, pero que, finalmente en los papeles, pertenece a Moldavia, un estado independiente.

En ese contexto se erige el FC Sheriff Tiraspol. Un club fundado en 1996 por dos exagentes de la KGB, el aparato de inteligencia de la ya desaparecida Unión Soviética. Estos son Viktor Gushan e Ilya Kazmaly, que en 1993 decidieron crear Sheriff, un conglomerado empresarial que arrancó como una compañía de seguridad. De ahí el nombre del club.
Años más tarde, estos dos exagentes, empezaron a sumar al conglomerado de empresas a gasolineras, cadenas de supermercados, ramas de la construcción y hasta medios de comunicación.
Básicamente, es un gigante comercial que maneja los hilos de Transnistria y todo esta espalda creada permite bancar el desarrollo de este ambicioso proyecto deportivo.
Campeón 19 veces de la Primera División de Moldavia -no pertenece a ese país, pero juega su liga- ganador de la Supercopa de Moldavia en siete ocasiones y vencedor en la Copa de los Estados Independientes (CEI) -competición que se disputaba entre los campeones de las repúblicas que componían a la URSS- en dos oportunidades. Además tiene un estadio moderno, el Bolshaya Sportivnaya Arena, con capacidad para 12 mil personas, que está rodeado de un complejo de entrenamiento de altísimo nivel, viviendas para cada uno de los jugadores del primer equipo y de un hotel cinco estrellas.
Un gran imperio capitalista, montado en un escenario neocomunista. Como siempre, el deporte está mezclado con la política y con el plano geopolítico planteado, el partido ganado contra el Real Madrid, demuestra un poco la variedad de banderas que podemos seguir encontrando en esta institución.
Por ejemplo, en el Santiago Bernabeu, los 11 elegidos por Yuriy Vernydub, entrenador ucraniano, fueron de lo más variado: Giorgios Athanasiadis es de Grecia. La defensa fue completamente sudamericana: Fernando Costanza de Brasil, Gustavo Dulanto peruano, Danilo Arboleda de Colombia y Cristiano, brasileño. En el mediocampo aparecieron Edmund Addo de Ghana, el luxemburgués Sébastien Thill (que con un zurdazo de sobrepique dio la victoria agónica), Adama Traoré de Malí, Dimitris Kolovos el otro girego y Frank Castañeda (el capitán) de Colombia. Y arriba, desde Uzbekistán, Jasurbek Yakhshiboev (autor del primero de cabeza). Ningún moldavo desde el arranque, solo cuatro en el banco de suplentes, que no tuvieron minutos.
Una verdadera selección del mundo de bajo presupuesto. Esta es la apuesta y este es el proyecto que llevó al Sheriff a meterse en la zona de grupos de la Champions League. Fuerte inversión en infraestructura, respaldada por un conglomerado enorme de empresas, y la detección de jóvenes talentos en Latinoamérica y en las zonas cercanas a Transnistria para poder tener una capacidad de reventa más tarde.
Hoy, son tapa en todo el mundo y se puede contar esta historia, gracias a las victorias al Shakhtar Donetsk por 1 a 0 en la primera fecha de los grupos y la nombrada contra el Real Madrid..